Reconocerse en lugar de sobreexigirse
En el ocaso de este año, quizá vale la pena hacer un alto para reconocernos a nosotros mismos antes que dejar que la inercia de la sobre exigencia nos aplaste.
Las personas pasamos la vida buscando el reconocimiento de los demás. Es una condición humana.
Quienes tenemos hijos lo hemos notado. Mis hijos no paran de decir “mamá veme, veme… mira cómo hago esto, mira cómo me subo, mírame, mírame” y en la medida en que no hayamos sido vistos y reconocidos en nuestra infancia, así nos seguimos en la etapa adulta buscando ese reconocimiento y esa validación, en mayor o menor medida.
Es hasta cierto punto normal, natural, no importa la edad que tengamos.
Lo que me sorprende es cómo tenemos tan poca conciencia sobre reconocernos a nosotros mismos. Es algo como que en la teoría ya lo sabemos, pero lo llevamos poco a la práctica.
Se nos ha dicho mucho sobre dejar de buscar el reconocimiento de los demás y que nadie puede darse lo que uno mismo no es capaz de darse a uno mismo. Parece fácil, lo vemos por todos lados en frases de motivación, pero es por muchos momentos un contrasentido en dos narrativas de las que estamos siendo presas.
Un mundo que exige a las personas salir de la invisibilidad, mostrarse, alzar la voz, defender sus derechos, ir por todo lo que quieras, no detenerte, que no haya imposibles… y por el otro, uno que nos habla de voltear hacia nuestro interior, dejar de buscar afuera, ser nosotros mismos nuestra validación y reconocimiento.
Exigencias por aquí, y exigencias por allá. Un mundo de expectativas que espera que nos pongamos chingones, hasta para parar, porque qué mal programado estás si ni siquiera sabes descansar… ¡Qué agotador!
No podría decir qué fórmula me ha funcionado. He estado en todos esos lados y aún no logro sostener ese vaivén, que sea un baile cadencioso darme a mí y salir a compartirme con el mundo sin sentir que con alguien estoy quedando mal.
Pero en lo que queda de este año estoy intentando hacer un ejercicio: Reconocerme a mí misma lo que he hecho y lo que soy, el momento de vida en el que estoy, las elecciones que me han traído hasta aquí, la valentía con la que he dado esos volantazos en mi vida para redireccionar cada que algo me incomodaba y no me hacía sentir feliz y en paz conmigo.
Sí, sé que puedo ser disciplinada, que puedo conseguir lo que me proponga, que puedo ser ambiciosa en mis metas, que puedo ser y hacer más, tanto como yo quiera.
Pero antes, creo que vale la pena reconocer que tengo muchas cosas en mi vida por las cuales sentirme agradecida, que estoy en paz con mis elecciones y que antes de pensar a dónde me quiero llevar el próximo año, me abrazo e integro lo que conquisté en este.
Y a eso quiero invitarte, a que en lo que sea por lo que podrías estarte juzgando, porque crees que tu vida es equivocada o has tomado malas decisiones, hay mil cosas más que vale la pena reconocerte y celebrar.
Gran reflexión, hemos sido formadxs bajo una estigmatización de la autoestima positiva, "no te creas tanto", "ya te crees le muy muy", "pues para eso te pagan" y muchas otras frases que nos hacen creer que la humildad es sinónimo de desvalorizarnos, el autorreconocimiento lo veo como un camino más que un fin... y como todo camino tiene curvas, subidas, bajadas en las que todo parece más alcanzable o no... pero esta clase de reflexiones deben darnos pie a hacer un alto en dicho camino y mirar hacia atrás, "descubrir" todo el camino recorrido, las flores, las nubes, los hoyos y charcos... porque gracias a todo eso, eres hoy quien eres, pero lo más importante (para mi) es que puedes tomar todo ese camino y usarlo a tu favor en lo que resta del mismo.